Cuentan
que era una noche
casi de
luna llena,
que
aullaban en lo alto
los lobos
en la niebla,
que era
un canto doliente,
de
ardiente carne trémula,
que se
llenaba el aire
con
esencias florales
que
embriagan sin tregua...
que cada
ser viviente
del
bosque de las hiedras,
sentia la
influencia
de ese
flujo inquietante,
que
hervía cielo y tierra.
Y
aquellas criaturas
que
durmieran eternas,
despertaron
de golpe
al
llamado de entrega
y al
punto... se encontraron.....
en el
claro de luna
que
hilvanó en su espesura,
un tálamo
de estrellas,
de
guirnaldas moradas,
de
latidos vibrantes
que
ungieron en queimada,
los
cuerpos anhelantes,
la
electrizante esencia
de almas
reflejadas
en luz de
luna llena,
extasiadas,
ansiosas
y cuentan
que lucía
más
llena, luna llena,
que
callaron los lobos,
que
cesaron las nieblas,
que en su
lugar se alzaron
florecientes
las hiedras
que
palomas de estrellas
alumbraron
la escena.
Que fué
en ese momento
que
fundió cielo y tierra,
y que
eternas amantes
en sus
labios unieron
en un
beso mil eras.