HORADADA

Y EL MAR CUBIERTO DE CESPED
COMO DE ESPERANZA ESPESA
CON UNA QUIETUD MUY TENSA
CON UNA TUPIDA CALMA
COMO FURTIVA, ACECHANDO
CÓMPLICE DE UN SOL DE PLOMO
QUE A TODOS TIENE RENDIDOS
HECHIZADOS A SU ANTOJO,

ATURDIENDO SUS SENTIDOS,
RETRASANDO SUS LATIDOS,
SUMIENDOLES EN UN SUEÑO.

CON LOS PARPADOS PESADOS,
CON EL CUERPO ABOTARGADO,
ENTREGANDO EN SU ARTIMAÑA
SUSPIROS DE LEVES BRISAS
MIENTRAS CAMBIA SU CAMISA
TORNADOSE EN POSEIDON

Y YA LA CALMA NO ES CALMA
Y EL SOL TIEMBLA ATORMENTADO
PRESO DE UN FEBRIL TORNADO
QUE REVUELVE SUS ENTRAÑAS
Y BUSCA DESESPERADO
COBIJO ENTRE LAS MONTAÑAS,

CABALGANDO ENTRE NUBLADOS,
AL ABRIGO DE OTROS VIENTOS,
DE OTROS MUNDOS, DE OTROS TIEMPOS,

EN BUSCA DE ESE HORIZONTE
QUE CONOCE DE SUS PENAS
QUE LO ACOJE EN SU REGAZO
CUANDO DESCIENDE AGOTADO,
CASI AL TERMINAR EL DIA

Y LO ARROPA CON CUIDADO
CON TUL DE CONCHAS ROSADAS
Y LE PONE POR ALMOHADA
A VENUS RECIEN NACIDO,
QUE LE ESPERA COMPLACIDO
COSQUILLEANDO EN SU ESPALDA
Y LE TRAE LA BUENA NUEVA
DE SU LUNA ENAMORADA.